
Argentina es un país en el que se vive el fútbol de manera especial. Allí este deporte es más que una religión y sobre todo los fondos de los estadios siempre están llenos a rebosar. El colorido es impresionante y los cánticos no dejan de sonar hasta el final de los 90 minutos.
El único ‘pero’ que tiene su fútbol es que sus aficionados más radicales, las conocidas Barras Bravas, muchas veces se meten en asuntos que no les competen y que llegan a incomodar a todo el club, desde jugadores hasta los directivos, como por ejemplo cobrar comisiones por el traspaso de jugadores de su equipo.
Es casi el único apoyo que tienen los clubes en cuanto a animación se refiere ya que en la mayoría de los casos, se puede quitar de este grupo a River Plate y Boca Juniors, los equipos sólo llenan el fondo donde están situadas sus barras bravas.
Son ya muchos los casos de corrupción que han sonado a lo largo de los últimos años y las peleas continuas entre los propios miembros de la misma barra llegando incluso a matar por un puñado de entradas y el dinero que se recauden con las mismas.
Ser líder de una de estas barras significa mucho y si es en un equipo con fuerza y más o menos solvente, mucho mejor. Éstos se mueven a sus anchas por el club con cierta impunidad, dando e imponiendo sus propias ideas sobre asuntos ajenos. Ser el capo es viajar constantemente con tu equipo a cambio de un último aliento.
El último suceso sonado tuvo lugar en el clásico por excelencia del fútbol argentino, Boca-River. Las barras bravas de ambos equipos sacaron algunas pancartas aludiendo a determinadas acciones del Gobierno sobre la televisión por cable. Los Borrachos del Tablón, barra de los ‘millonarios’, sacó una en la que ponía: “Clarín el fútbol es una pasión y no un curro”. Por su parte la hinchada más animosa del equipo bonaerense, La Doce, sacó otra en la que se leía: “Clarín, queremos el fútbol gratis por tevé”.
Esto indica la relación directa que tienen estos aficionados con los dirigentes más altos de la política de Argentina. En este mismo partido también repartieron octavillas con los mismos lemas que reflejaban las pancartas anteriores junto a miembros de la política relacionados con el hijo de la actual presidenta.
La última idea que se les ha ocurrido para recaudar dinero para sus viajes y sus asuntos personales ha sido cobrar a una persona que no pertenezca a su peña, es cobrarles una cierta cantidad de dinero a cambio de poder vivir el partido con ellos. Concretamente ha sido La Doce quien ha tomado esta iniciativa, aunque no se sabe si alguna barra ha decidido también tomar esta decisión.
Entre sus numerosos enfrentamientos con aficionados de otros equipos, esta forma tan peculiar de vivir el fútbol se ha llevado la vida de 224 aficionados en los últimos 6 años.
Sin embargo las barras de los dos clubes argentinos más importantes no son las únicas que están metidas en este tipo de líos. Las más conocidas son Guardia Imperial del Racing de Avellaneda; Los Cuervos, de San Lorenzo; Diablos de Avellaneda, de Independiente o Los Leprosos, de Newell’s.
Con todo esto se demuestra que hay un sector de la política argentina que no quiere acabar con esta lacra del deporte, sino que se sienten cómodos con ellos porque los utilizan para llegar al poder.
Con esto podemos sacar cosas buenas como malas pero imitar aca en Chile especialmente con los cambio que se quieren hacer, sacando los bombos del estadio, sacando a las barras e hinchas, hay que manifestarse y resistir. LDA No nos callaran
No hay comentarios:
Publicar un comentario